lunes, 4 de agosto de 2014

CEGADA LUZ

Autora: Laura Victoria


Te busco aún imagen ya perdida,
cegada luz, desorbitado viento,
esperanza tan sólo sostenida
por la ternura de mi pensamiento.


Algo tuyo quedase entre mi vida
como afilada flor de sufrimiento;
sangra mi llanto por tu propia herida
y sube tu canción por mi lamento.


Esa es la causa de mi mal cercano,
la certidumbre del inmenso hastío
que dobla las espigas de tu mano.


Porque tú eres la espuma de ese río
que nace en tus llanuras de verano
y muere en mis crepúsculos de frío.

jueves, 11 de diciembre de 2008

VENGO Y VOY A TU VIENTRE

Carlos Castro Saavedra

Estoy cansado, amada, y estoy triste.
Vengo desde las tierras arrasadas y solas,
desde donde la muerte se desnuda y embiste
los acontecimientos, los hombres y las olas.


Vengo, hermosa, del tiempo, de la vida, del día
en que con sangre puso mi racimo en el mundo,
y empezaron mis hojas a sentir la agonía
de un cielo sin orillas y de un barro profundo.

Estoy cubierto de alma derramada y herida,
me tambaleo en medio de la noche sin astros,
y dejo en las paredes de tu casa dormida
mis capitulaciones, mis huellas y mis rastros.

Voy hacia tus entrañas inconteniblemente
y te pido que salgas al aire, a los caminos,
a recibir las dudas que asaltan a mi frente
y los pasos que acercan mis pasos a tus trinos.

domingo, 26 de octubre de 2008

¿CONOCES EL OLVIDO?

Beatriz Zuluaga

¿Conoces el olvido?

Es blanco, dolorosamente blanco.

Acaso en un instante

se descorra un horizonte rojo,

y corramos tras él,

para sumir el blanco que nos pesa

y nuevamente es níveo el camino;

en las manos se prende la agonía

y dobla en las arterias la campana.

Quizá nos arrastramos...

porque es lento el camino y es tan blanco,

que se pierde el contacto con la vida.

¿Conoces el olvido?

Mira mis manos blancas, mi cabello,

la sangre que no tiñe,

el pulso que repite horas vacías,

y este grito callado en la garganta.

¿Conoces el olvido?

Mira mi sombra blanca...

y este lento camino hecho de nieve.

viernes, 12 de septiembre de 2008

DE PASO

Meira Delmar

No es el tiempo


el que pasa.

Eres tú

que te alejas

apresuradamente

hacia la sombra,

y vas dejando caer,

como el que se despoja

de sus bienes,

todo aquello que amaste,

las horas

que te hicieron la dicha,

amigos

en quienes hubo un día

refugio tu tristeza,

sueños

inacabados.

Al final, casi

vacías las manos,te preguntas

en qué momento

se te fue la vida,

se te sigue yendo,

como un hilo de agua entre los dedos.