lunes, 24 de diciembre de 2007

ASCENDIENDO HACIA EL OLVIDO



Orietta Lozano, Colombia



Redimí mi carne, la inmolé en el sagrado

bebedizo de la poesía

y me lavé en sus aguas de yerbas perfumadas.

Me liberté en el mítico olor del lenguaje

que me poseyó en los sueños.

Todo será conmigo en la hora inviolable,

todo se irá conmigo, el polvo de la luna,

tus uñas desgarrando mi fastidio,

el olor inviolable del deseo.

Los perros hambrientos del lenguaje

han dejado su presa abandonada en el silencio.

-Me duele el lenguaje que agoniza tercamente

entre mis carnes-

Olvídame

con tu recuerdo me desciendes,

me detienes.

-Lo perdido nunca más será hallado-

Déjame en la edad del olvido.

Un día me uní a esta violenta caravana

y la destrocé como a una jaula de gorilas,

destrocé la nave en que se detuvo el desespero,

la incineré como carne sagrada y su polvo

me dio la dimensión del tiempo y de la muerte.

Déjame en la edad de la nada.

Déjame ascender hacia el olvido.


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