sábado, 29 de diciembre de 2007

EL DIOS QUE ADORA

Raúl Gomez Jattin, Colombia

Soy un Dios en mi pueblo y mi valle

no porque me adoren sino porque yo lo hago,

porque me inclino ante quien me regala

unas granadillas o una sonrisa de su heredad.

O porque voy donde sus habitantes recios

a mendigar una moneda o una camisa y me la dan.

Porque vigilo el cielo con ojos de gavilán

y lo nombro en mis versos.

Porque soy solo.

Porque dormí siete meses en una mecedora

y cinco en las aceras de una ciudad.

Porque a la riqueza miro de perfil

mas no con odio.

Porque tengo un compadre

a quien le bauticé todos los hijos y el matrimonio.

Porque nací en mayo.

Porque mi madre me abandonó

cuando precisamente más la necesitaba.

Porque cuando estoy enfermo

voy al hospital de caridad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

el poema está incompleto